El blues es regresar a casa. Puedes salir por ahí y divertirte con el rock, emocionarte con el country, sudar hasta la extenuación bailando soul o con un funk desenfrenado. Desencajar tus cervicales con el heavy o el rock más extremo. Pero al final vuelves al blues. A Chicago o al Delta del Mississippi. Al blues rural o al festivo New Orleans. Al eléctrico Texas blues o al blues de Detroit. Pero todo empieza y acaba aquí. Y a todos nos gusta regresar a casa de vez en cuando.